lunes, 9 de julio de 2012

Cresteando por los Picos (Coraje y sofoco!)

Zona:  Picos de Europa, macizo central (Asturias)

Ascensiones: Neverón de Urriellu, Pico de los Cabrones y Torre Cerredo

Montañeros: Florin y Teo

Ante la perspectiva del buen tiempo que se preveía, decidimos tirar todo el finde por los Picos, esperando que no hiciera demasiado calor… Pero lo hizo. Así que madrugamos el sábado con la intención de subir al refugio del Jou de los Cabrones, y pasar la noche allí.  Habíamos estado en contacto con el virus Kosecky durante la semana, inoculándonos el veneno de subir desde Poncebos, pero recuerdo los calores que sufrí hace años subiendo por la canal de Amuesa, y decidimos hacer la aproximación por Vega Urriellu.
Durante el camino, nos encontramos con un montón de extraterrestres a toda carrera: La Travesera de Picos de Europa. Vaya día para correr por Picos… que no les pase ná. Nosotros avanzamos poco a poco, pasamos un poco de calor por la brecha de los cazadores, pero nada extremo. Alcanzamos la Horcada Arenera, donde dejamos las mochilas, y ascendemos al Neverón de Urriellu por su ruta normal: Una sinuosa trepada por gradas y muros que nos deja rápidamente en la cumbre. Aunque no es una ruta difícil, conviene ir con precaución, y recomendamos llevar casco por la cantidad de piedra suelta que tiene (ese casco que nosotros dejamos en la mochila…)

 Florin llegando a ja cumbre del Neverón


Llegamos a media tarde al refugio, y la pasamos hidratándonos, leyendo y buscando la sombra. No hay sitio, así que tendremos que vivaquear. ¡Picos está a tope! Aun así, los guardas se lo toman todo con bastante tranquilidad, sobre todo en el desayuno del día siguiente. Con lo cual, no salimos demasiado temprano para nuestra actividad: Subir al Pico de los Cabrones por la arista NO, y enlazar con la cumbre de Torre Cerredo siguiendo la cresta. Aun así, tenemos suerte, ya que la orientación de la pared y el estar en zona de arista nos permite disfrutar de la brisa y no pasar mucho calor.

 Comenzando la Arista NO

Tardamos 40 minutos en llegar a pie de vía, y comenzamos la trepada. La roca requiere atención, aunque yo me la esperaba peor. Salvo un resalte sobre un gendarme muy pocho, el resto es muy llevadero, con pasos aislados de III+ con mucho ambiente. Nos encontramos con  unos chavales que subían en ensamble, que gentilmente nos dejan pasar, y en otros 40 minutos estamos en la cumbre.

Ridin´the ridge…

Una vez arriba, nos metemos ya camino de Torre Cerredo. Descendemos por la aérea arista que es la normal del pico, y llegamos a la brecha. Ahí empieza una trepada que nos mete ya en la propia cresta, manteniendo la altura, y ya con tendencia descendente, donde está la parte más técnica de la ruta. Se trata de ir descendiendo las sucesivas torres que nos llevan a la parte más baja de la cresta. Hay bastantes instalaciones de rápel, aunque no todas obligatorias. Nosotros destrepamos todas excepto las dos últimas. En esta parte de la ruta encontraremos la mejor roca de la travesía.

 Ascendiendo el primer hombro

A partir de aquí, ya en zona ascendente, avanzamos rápidamente por terreno fácil y bonito hasta el último repecho que casi nos dejará en la cumbre. Un corto muro de 10-15 metros de  IV, equipado con clavos y algún cordino, que Florin se merienda sin problemas. Unos chicos que nos adelantaron lo hicieron con pies de gato, pero se sube bastante bien en zapatillas. Cuatro horas y media después de salir del refugio, estamos en la cumbre.

 Rock!!

Hasta aquí aguantamos muy bien el calor. Pero desde este punto, ya descendiendo por la normal del Cerredo, se hace bastante insoportable. Como os podíais imaginar, el virus Kosecky había hecho mella, y la noche anterior decidimos que en vez de bajar por Urriellu, vamos a bajar por las campas del Trave, canal de Amuesa, Bulnes y subir a Pandébano, donde tenemos el bólido. Una buena trisca. Claro que este planteamiento tiene una ventaja: nos ha permitido hacer la ascensión mucho más ligeros, sin tener que subir el mochilón. Y por otro lado, hace la ruta aun más atractiva.

Florin ante la canal de Amuesa, con Bulnes y Pandébano al fondo

Así que después de llegar otra vez a refugio, donde comemos y bebemos algo, bajamos por la ruta descrita anteriormente, con los pies bastante doloridos y pasando bastante calor. Incluso en Amuesa, aunque ya empieza a pegar la sombra, se mantiene la temperatura de una sartén. Llegamos a Bulnes, y acometemos la subida a Pandébano, donde a las plagas anteriores, se une la de los tábanos. No sé cómo le dejaron a Florin, ¡pero yo estoy acribillado! Doce horas después de abandonar el refugio, estamos en el coche, con 5700 metros de desnivel acumulados en el fin de semana, pero muy contentos por haber hecho una actividad tan completa. ¡Recomendada!



1 comentario:

Pelaiu dijo...

Preciosa actividad. Os metisteis una buena trisca chavales, se nota que soys campurrianos.