lunes, 26 de abril de 2010

En bici a la primavera


Carretera entre fincas de alcornoques, encinas y olivos; el monte hecho jardín.


Recorrido:
Badajoz - Llerena

Distancia:
400 kms.

Viajeras:
Marta
Yolanda
Patri


Después del largo invierno y a propuesta de Marta de irnos al sur en busca del sol, decidimos tirar para la dehesa extemeña, siguiendo más o menos una de las rutas del libro "España en bici", de Integral, estupendo manual cicloturista de principios de los 90, con cestos de mimbre en lugar de parrilla y alforjas, camisetas con encaje de puntilla en vez de fibras de última generación, ramos de florecillas en el manillar en vez de cuentakilómetros y sabios consejos como "cualquier excusa es buena para dejar de pedalear".
Pues estaban las dehesas llenas de excusas: primavera en pleno apogeo, chones negros tumbados al sol, yeguadas árabes y españolas, pueblos blancos para tomar cañitas y jamón ibérico... Pero en fin, que nosotras habíamos ido a hacer los deberes ciclistas de la temporada y no a la vida contemplativa.

El lunes recogimos a Marta en Salamanca y nos fuimos a dormir en la furgo a un pueblo de las afueras de Badajoz. Mientras cenábamos en un banco, la temperatura exterior en la calle ya era la mejor que se puede alcanzar una noche de verano en Reinosa y con mucha suerte.
A la mañana siguiente fuimos a la estación de autobuses. En una gran ciudad sólo esto ya habría sido una locura pero en una pequeña como Badajoz, llegas, entras sin atascos, encuentras la estación casi sin preguntar, aparcas al lado sin pagar, y vas al bar y desayunas un café con leche, una perrunilla, y una estupenda tosta de pan con aceite de oliva riquísimo por 1,50. ¿Qué más podíamos pedir?
Y después de llenar la barriga, nos disfrazamos de ciclistas, montamos las alforjas y carretera y manta.
La idea inicial era llegar a Córdoba siguiendo la ruta del libro, pero según nos fuimos adentrando en la Sierra de Aracena y la Sierra Norte de Sevilla decidimos evitar la entrada a Córdoba y las cuatro horas de autobús de vuelta a Badajoz y seguir carreteando hasta Llerena, de nuevo en la provincia de Badajoz donde terminanos el viaje en bici.
Al final fueron cinco días de dar pedales, casi siempre por carreteras de servicio a las fincas de alcornoques y olivos o por secundarias muy poco transitadas. En esta zona no hay grandes desniveles pero Sierra Morena es un conjunto de pequeñas sierras suaves, y al final es un sube y baja constante.
Hicimos 5 etapas: hasta Jerez de los Caballeros (80 kms), El Real de la Jara (100 kms) y San Nicolás del Puerto (80 kms), donde dormimos dos noches y desde donde el viernes hicimos una vuelta circular sin alforjas (80 kms). La última etapa desde San Nicolás a Llerena fueron 55 kilómetros épicos y al límite, tras una "pequeña" intoxicación con agua de manantial milagroso...

Entre el Real de la Jara y Cazalla de la Sierra, con el embalse del Pintado al fondo.


Poblado de el Pintado

Poblado de El Pintado, pequeño conjunto de viviendas e instalaciones de servicio para el embalse de El Pintado. Una sensación parecida a "Dharma Iniciative" (para los seguidores de "Perdidos") pero con mucho mejor rollo. No parecía que hubiera nadie por allí, pero había una cantina abierta, con esta terracita al sol, acuarius y jamón ibérico, que era todo lo que necesitábamos.


Llegando a San Nicolás del Puerto por un tramo de vía verde.



Fin del viaje en Llerena. No teníamos mucha confianza en poder llevar las bicis en el bus sin problemas, pero como llegó con retraso, el conductor no tenía tiempo ni de mosquearse, así que ahí nos montamos las seis y con descuento incluido, porque el hombre pensó que alguna era de León (no supimos bien cuál era el vínculo) y por no pelearse más con la máquina de los billetes decidió no cobrarnos el porte de la bici.
Precio final del viaje desde Reinosa: 215 euros por cabeza, sin incluir el queso y el aceite extremeño.


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